CUANDO LAS PALABRAS DE RAJOY COBRAN SENTIDO

El cántico más famoso de la afición del Betis comienza alegando que algo no va bien: “Dicen que estamos locos de la cabeza…” Como si de una premonición se tratase, el lema más conocido de la hinchada verdiblanca hace alusión a la derrota y no a las victorias: “Viva el Betis manquepierda”. Puede sonar extraño, pero todo aficionado del Betis asimila estas dos sentencias como propias cuando le toca defender a su equipo. 
El bético es un mal amante porque siempre parte de algo negativo para justificar el apego que siente hacia su club. Y eso hace que en su cabeza, cuando se trata del Betis, algo siempre vaya mal. No importa lo que sea: el entrenador, la directiva, el delantero que no marca goles, el fichaje estrella que no brilla o la joven promesa que no despunta. Lo importante es tener algo malo a lo que agarrarse para sentir que su apego al verde y blanco sigue creciendo. Como diría un ex presidente del gobierno: “cuanto peor para todos, mejor”. 

Hace unos días, el periodista Fermín de la Calle escribía en su Twitter que “hay que ser muy del Betis para aguantar al Betis.” Posiblemente, lo único que le ocurre al Betis desde hace años no sea más que su rival de la acera de enfrente gana más partidos. Pero eso es algo que, en Sevilla, resulta muy complicado de decir con palabras. Y si no, lean lo que ha dicho Lopetegui sobre el adiós de su homónimo: “Rubi es un magnífico entrenador. Ha hecho un gran trabajo pero muchas veces los resultados no acompañan”. 

Leyendo esto igual piensan que Rubi ha tenido mala suerte. Y quizás sea así. Ahora bien, de lo que no hay dudas es de que su despido está justificado: es el entrenador con peor porcentaje de victorias de la historia del club. Demoledor. Algunos argumentan que es buena gente, como si esto sirviese para meter más goles; que es educado, un currante, mejor entrenador de lo que ha podido demostrar. Seguramente sea así, pero los entrenadores, en el fútbol, son esclavos de los resultados, y ahí, Joan Francesc Ferrer (nombre de pila de Rubi), tiene poco que rebatir.

Con el entrenador fuera, las miradas se dirigen al palco y allí aparecen dos nombres: Ángel Haro, presidente, y José Miguel López Catalán, vicepresidente. Ambos, accionistas máximos de la entidad desde 2016. Tras su llegada, el club no ha dejado de crecer: han quintuplicado el valor de la plantilla, siendo estos dos últimos años el plantel más caro de la historia; han modernizado el club y todas sus estructuras, renovando el estadio hasta convertirlo en el cuarto más grande de España y colocando la ciudad deportiva a la vanguardia del continente. En términos económicos, la marca Real Betis no ha dejado de crecer, pero sobre el césped, desde su llegada, el Betis ha perdido más de lo que ha ganado. Y cuando parecía que podía hacerlo, entrar en Europa y acercarse a los títulos, la afición comenzó a silbar a su entrenador. No les gustaba su estilo, esa era la justificación. Ahora, ese entrenador dirige a Leo Messi en el FC Barcelona. 

Es posible que el aficionado bético, como canta cada domingo, no esté bien de la cabeza. Es posible que, por inverosímil que parezca al leerlo en estas líneas, el beticismo necesite que su equipo pierda para reafirmarse, que la guerra civil interna que se vive en el club no acabe nunca, que la división se perpetúe y la capacidad de autodestrucción se apodere de todo. Dicen que el Betis debe hacer como el Atleti, parecerse al Getafe o vender como el Sevilla. Lo que no entienden es que el Betis solo puede ser el Betis, y únicamente cuando deje de mirar alrededor y se centre en lo suyo, entonces y solo entonces volverá a ser un equipo puntero… si es que eso es si quiera posible. 

MARCOS LLORENTE O EL MODERNO PROMETEO

El pasado 3 de julio, el Manchester City abonó la cláusula de 70 millones de euros para hacerse con los servicios de Rodrigo, un futbolista exquisito en el toque con un elegante porte sobre el césped. Rodrigo no lo dudó cuando le tocó elegir entre Guardiola y Simeone. El Atleti parecía que se le quedaba pequeño y al Cholo, el mediocentro llamado a sustituir a Gabi en la medular rojiblanca solo le duró un año. 

Dos semanas antes, el Atleti ya se había cubierto las espaldas. Y eso que el club dueño de los derechos de Llorente, el Real Madrid de Florentino Pérez, no veía con buenos ojos la marcha del mediocentro a la zona sur de la capital. La voluntad del futbolista fue clave: una apuesta personal por un club y un entrenador que confían en él. Su salida del Real Madrid fue igual de impecable que su rutina diaria. Llorente se cuida obsesivamente, sigue una dieta paleolítica y entrena siempre al límite de su preparación. 

El Atleti lo fichó para sustituir a Rodrigo en la posición de pivote. Le dio incluso su dorsal 14, pero Simeone supo desde el principio que Llorente no sería su 5. En su segundo partido con la rojiblanca, el 23 julio contra Chivas, en la gira americana, Llorente perdió un balón como último hombre y acabó expulsado. Una jugada esclarecedora de lo que es como futbolista: ligero, descontrolado pero comprometido. Simeone lo apuntó en negrita en su libreta y a partir de entonces, lo condenó al olvido. Entre el banquillo y la banda derecha, Llorente aguardó en silencio a que llegara su momento. Anfield cambió su historia para siempre. En la banda, olvidado de las labores creativas, Llorente pudo mostrar al Viejo Continente su exuberante poderío físico. Y también su pegada. Entonces llegó la pandemia. 


En estos meses, una idea descabellada rondaba la cabeza de Simeone: convertir a Marcos Llorente en su nuevo Raúl García. Brega, compromiso, sacrificio y poderío. Semejanzas tienen, aunque también diferencias. Llorente es más solidario en labores defensivas y menos dotado en el juego aéreo. Pero tiene llegada y pegada, y se lleva bien con la pelota. Saúl Ñíguez, el futbolista con mejores condiciones para emular ese rol, hace ya tiempo que no se prodiga por el área.  

Llorente siempre ha sido un centrocampista con tendencia a abandonar su zona de influencia, justo lo que a Zidane desesperaba. El Llorente pivote se movía en vertical, para presionar y para recibir el balón. Con 20-25 metros de recorrido, de arriba abajo y de abajo arriba, desplegándose también cuando la pelota se le acercaba al pie. Llorente no tiene miedo a las conducciones. Si ve el hueco, él se lanza. Y eso, en un pivote defensivo, no le gusta ni a Zidane, ni a Simeone, ni a ningún entrenador con un sentido táctico convencional. Por eso, su posición de segunda punta tiene sentido. Sobre todo en fase defensiva. Así Llorente tiene libertad para desplegar todo su físico en la presión, para correr todo lo que quiera persiguiendo el balón, para contagiar a sus compañeros de una fe tan ciega que, de momento, tiene combustible para 70 minutos. 

El 4-4-2 de Simeone es innegociable. Por eso, la nueva posición de Llorente puede resultar rara. La banda, su hábitat anterior, podría tener sentido. Pero Marcos es capaz de dotar de naturalidad cualquier decisión que le involucre. En ataque posicional sufre, pero es que el Atleti casi no ataca en estático. Lo que quiere Simeone es correr, y no parar nunca y en eso Llorente es perfecto. Con Saúl y Thomas a su espalda, no importa que el Llorente pierda la posición, que se descuelgue en la presión. Lo hace, fundamentalmente, porque corre por dos: por él y por Diego Costa. Menos desgaste para el delantero de Lagarto, más aire en los pulmones, mayor velocidad en la toma de decisión. Ganan todos. También Marcos Llorente, un hombre de equipo. Y también de club: “no hay que pedir perdón por tu pasado, sino darlo todo y ganarte el cariño.” Palabra del señor, alabado sea él.  

En San Mamés, Simeone le eligió por delante de Morata, Correa y Lemar; el nexo más elocuente entre la histórica noche de Liverpool y el regreso del equipo colchonero tras la pandemia. Y Llorente se mostró seguro, con y sin balón. Capaz de jugar de espaldas, chocó, se perfiló y no tuvo problemas para girar con el balón. Llorente no es delicado, pero la pelota no se le despega del pie. Y pudo correr, sobre todo en la presión. Simeone desconfía de juntar a Costa y Morata en el frente de ataque y prioriza la solidez: “no tengo un equipo preparado de la mejor manera para sostener a Costa y Morata juntos”, dijo en la previa.  


Simeone busca incansable a su doble, ese futbolista guerrero, fajador, que a su vez se asome entre las sombras por los balcones del área. La apuesta de Llorente como segundo punta le dotó al madrileño de un nuevo escenario donde desarrollar todas sus cualidades. El ex-mediocentro no sorprendió desde atrás, pero marcó el ritmo en la presión. Sus errores en el pase no fueron tan decisivos como lo serían 20 metros más atrás y eso, a su vez, le permitió liberarse con la pelota. Por eso, las llegadas de más peligro del Atleti en la nueva Catedral llevaron su firma. 

Simeone innovó con Llorente, transformándolo en el titán amigo de los mortales, en el encargado de robar el fuego enemigo para convertirlo en peligro de gol. Como Prometeo, inventor del sacrificio, una creación a partir de la arcilla en busca del poder divino. Veremos si la obra de Simeone, a su vez, es castigada por su propia naturaleza. O mejor dicho, cuando vuelva Joao Felix. 

A mi el VAR no me gusta.


Dicho esto, dejen que me explique: escribo estas líneas para hablar del campeón del mundo. La nueva herramienta arbitral ya tendrá su momento. 

Francia es un equipo disciplinado, físico y sudoroso, repleto de negros con ojos blancos que corren sin descanso. La pelota les importa poco. Eso sí, no le pierden atención. Siempre cerca de todo, pero sin acercarse a nada. Y en medio de todos ellos, como si de un cuento se tratase, un rubio de ojos azules le da color a la alineación. 

El primer gol del nuevo campeón del mundo llegó a balón parado, como otros 72 tantos en este Mundial. Una falta sobre un Griezmann que ya caía cuando recibió el golpe de Brozovic se convirtió en un autogol de Mandzukic. El delantero croata miraba después desconcertado: “¿con la coronilla se marcan goles?”, pudo pensar. Griezmann, por cierto, fue el ejecutor de dicha falta. 

El segundo tanto del conjunto de Didier Deschamps, campeón del mundo como entrenador y jugador, llegó también a balón parado. La falta anterior la había votado Modric pero, su centro acabó en manos de Lloris. El astuto guardameta galo lanzó el balón con toda su fuerza al campo contrario. Un obelisco surcando el cielo de Moscú. Hacia allí se dirigía ya un joven veloz de 19 años. Mbappé es robusto, pero también dinámico. Si le sueltas la correa, te muerde. Por eso Vida, que sabe de qué va esto, no quiso jugársela. Sin más, la pelota ya la colocaba Griezmann sobre el verde de la esquina. 

El centro del Fortnite ha sido el más visto en una final de un Mundial. Hasta en siete ocasiones pudo revisarla Pitana, el colegiado del partido. El segurata argentino también tiene un hueco en la historia: es el primer árbitro en dirigir una final de un Mundial con ayuda de una sala de revisionado. Cuatro fueron las repeticiones que necesitaron los árbitros de esta sala para advertirle de la mano. La FIFA aseguró antes del Mundial que los partidos serían arbitrados por “los colegiados, y no la tecnología”. Pitana, con esta consigna en su cabeza, inició entonces su carrera de vuelta al campo. Pero algo le incomodó. Quizás con siete repeticiones no había tenido suficiente. Sudoroso, algo normal tras más de media hora siguiendo a Kanté, volvió sobre sus pasos, echó una última ojeada, la octava, y señaló el punto fatídico. Giroud saltó de alegría y Griezmann, el de los dos centros de antes, transformó el penalti. 

Con dos centros colgados a balón parado y una precisa ocupación de su mitad de campo, Francia comandaba en el marcador. Enfrente, un menudo croata intentaba dirigir a sus ajedrezadas tropas. Junto a él, N’golo, el Kanté de antes. Ese que resopla en tu nuca, evita las áreas y solo quiere la pelota para quitártela. El menú de la final lo había elegido Francia y los platos solo llegaban a pelota parada. Insuficiente hasta para el mejor pastor. 

En la reanudación, los dos compositores principales decidieron intercambiar unas palabras. Fue Griezmann quien se acercó a Modric. Quizás, para advertirle que esos colores también los viste él. Desconcertado, el capitán croata le cedió el protagonismo y fue Griezmann el autor del pase del siguiente gol. Pogba, hasta entonces siempre bien posicionado pero sin tacto para el cuero, golpeó el esférico con violencia a 70 metros de portería. Otro obelisco, en forma de volea, con un perro de presa tras él. Mbappé recogió el balón, encaró y llevó el miedo a los cuerpos croatas. Pero la pelota ya estaba en poder del Principito. Griezmann bailó con ella, giró y vio a Pogba de frente. La pelota, a buen seguro, habría preferido quedarse con el del dulce tacto. Pogba en cambio, descuidado y enérgico, le volvió a propinar un golpe, en esta ocasión, definitivo. 

Mbappé quiso copiarle poco después, con un zapatazo seco y firme, marcando así en una final de la Copa del Mundo. Un logro que, a su edad, solo había desbloqueado el joven Pelé. Palabras mayores. El día de la gloria había vuelto. Tal era el frenesí galo que hasta Lloris, fiable y solvente hasta ese momento, se despistó. Mandzukic pudo entonces redimirse. Un gol en la portería contraria y con el pie. ¡Quién se lo iba a decir! Aunque de nuevo, insuficiente. 

Griezmann decidió entonces aminorar la marcha, frenar en las carreras. Y gesticuló, como hacen las estrellas. La grada silbó ante el ejercicio de posesión, una situación familiar para él. Aunque en esta ocasión, era la afición rival. Francia, campeona del mundo. Al fin esa dorada copa volvía a estar entre sus manos. Si la final continuase, Croacia seguiría peleando y Francia, aún estaría bien posicionada.

Y, por cierto, a mi el VAR no me gusta; y el Balón de Oro, que se lo den al mejor. 

Estudiantes: la historia de nunca acabar


Dice la Real Academia de la Lengua Española que la demencia es un estado de locura, de trastorno de la razón. La afición de Estudiantes ha superado esa condición hace ya tiempo. Ahora, lo suyo podría denominarse más como psicosis.

El actual sistema de puntuación en el baloncesto mundial se originó allá por 1933. El lanzamiento de tres puntos tuvo que esperar 12 años para ser implantado en una liga oficial. El objetivo: contrarrestar el juego ofensivo de los hombres altos. A Europa, esta nueva puntuación no llegó hasta 1984. 

La idea es sencilla: si anotas por detrás de la línea que está a 6 metros con 75 centímetros (en el baloncesto europeo), tu canasta vale 3 puntos. Todo lo que sea más cercano a esa distancia vale 2 puntos. El tiro libre, tras falta personal, suma 1 punto. Tres opciones diferentes de conseguir un mismo objetivo que ofrecen múltiples variantes en el juego.

Movistar Estudiantes perdió en la cancha del Umana Reyer de Venezia por un solo punto. Un resultado que le dejó fuera de la Basketball Champions League, la tercera competición europea en discordia. Perder por un punto es doloroso para cualquiera. Para Estudiantes, una calamidad.

El equipo dirigido por Salva Maldonado afrontaba la última jornada de la fase de grupos con tres opciones para clasificarse a los octavos de final: la primera, bastante simple, consistía en ganar el partido. La segunda, no muy descabellada, implicaba perder y que los otros dos resultados del grupo no le perjudicasen. La tercera, prácticamente imposible, suponía perder el partido en Venecia por un solo punto y esperar a que sus rivales directos no ganaran. 

Al final, un solo punto fue la diferencia de un total de 193 que se anotaron en el partido. Solo 1. Mísero, solitario. Uno. UNO. No más. Bastaba un tiro libre para forzar la prórroga. Si quiera una canasta de 2. El Estu, en su latente esquizofrenia, eligió lanzar de 3 en la última posesión del partido. El balón no entró y, el resultado, ya lo conocen. 

Tras el partido, los aficionados colegiales mostraron su descontento en las redes sociales. Muchos culpaban a su entrenador. Todos lo tacharon de fracaso. Otros, eligieron a los jugadores como diana. El fracaso, sin embargo, está asentado en Serrano 127 desde hace ya un tiempo. Un fracaso convertido en mal endémico, imposible de combatir. Aferrado a las raíces del club, la decepción es la emoción que más siente el aficionado colegial.

‘Frustración Estudiantes’ podría ser su próximo patrocinio. Un sino que no solo pertenece al primer equipo del club. Sin ir demasiado lejos, el pasado fin de semana el equipo femenino, colista de la Liga Dia con 0 victorias, se quedó también a un solo punto de lograr su primera conquista.  

Coincidencia, podrán pensar algunos. Nada más lejos de la realidad. A Estudiantes le suceden desgracias porque es un club desarraigado, desterrado de su idea romántica del baloncesto. El actual deporte de la canasta vive uno de sus momentos más trágicos en Europa: jugadores que van y vienen, escasos ingresos, aficiones desconectadas y clubes a la deriva. En un contexto así, son los apasionados los que más sufren. Y en eso, Estudiantes tiene el título de campeón. 

El club ramireño juega la Liga Endesa en el WiZink Center, un pabellón que comparte con su máximo rival, el Real Madrid. La competición europea la disputa(ba) en el Jorge Gargajosa de Torrejón, con lo que eso implica para sus aficionados. Los abonos, a principio de temporada, subieron sus precios con la excusa de la competición europea. Ahora, el Estu podría jugar la Europe Cup, la cuarta competición continental. ¿Por qué no va a disputarla a pesar de lograr la clasificación directa tras su varapalo en la Champions? Por problemas de instalación. 

Si usted, amable lector, ha entendido este último párrafo y aún no le duele la cabeza, significa dos cosas: una, que no es del Estudiantes; o dos, que no lo ha entendido bien. El descuido del aficionado en el Estudiantes jamás le restará seguimiento. Lo que sí genera, y lleva años haciéndolo, es malestar, descontento y crispación.

En Venezia, uno de sus jugadores saltó del banquillo al escuchar la bocina que señalaba el final del partido para celebrar la clasificación. Su entrenador, Salva Maldonado, no dio ninguna orden para afrontar ese último ataque. El director deportivo, Willy Villar, único representante institucional del club en la pista veneciana, sentado a escasos metros del banquillo y con el móvil en su mano durante todo el encuentro, no fue capaz de comunicar los otros marcadores que dejaban fuera de la competición a Estudiantes. De locos, dementes o psicópatas, como quieran decirle.

Ninguno de esos tres comportamientos los repetirían, cualquiera de sus tres protagonistas, en otro club. El desarraigo es tal en Estudiantes que provoca despecho. Y sí, claro, es falta de profesionalidad. Pero justamente, a ninguno de estos tres protagonistas se les puede tachar de falta de solvencia. Lo que les ocurrió a Maldonado, Villar y Hakanson en Venecia fue, ni más ni menos, lo que le viene ocurriendo a Estudiantes en la última década. Estos tres protagonistas, ya contaminados, perdieron el norte. Alienados, no fueron capaces de percibir la realidad que tenían delante. 

Estudiantes ya no se acuerda de sus logros pasados. Los recientes descensos, no consumados, han marcado la historia reciente de la institución, que no ha sido capaz de despojarse de todas esas hojas muertas que no dejan a otras florecer. El Estu sigue peleando por mantener aquello que le hace diferente: la cantera sigue dando frutos, con Edgar Vicedo y Darío Brizuela como principales estandartes en el primer equipo; el Ramiro de Maeztu se mantiene como enclave del baloncesto colegial; y la Demencia, a pesar de los reveses, sigue fiel a su equipo. Sin embargo, uno de sus eslóganes más conocidos se les ha quedado obsoleto. “Derrota tras derrota hasta la victoria final”, dice el dicho. Ahora, más bien, el sentir general en Estudiantes es el de “Desgracia tras desgracia, hasta el suspiro final”. 

Cojera estudiantil

Los nuevos fichajes del Estudiantes 2012/2013 han sido presentados esta mañana en el Polideportivo Magariños junto a las nuevas equipaciones que se vestirán esta temporada.

El acto ha dejado varias pinceladas importantes. Por un lado, no puedo sino destacar la templanza y el saber estar del nuevo director deportivo, Himar Ojeda, completamente antagónico a su predecesor. El canario, además de hablar bien frente al público, nos atendió con amabilidad y sin secretismos. Respondió a todo lo que se le preguntó y siempre fue educado y agradecido. Lo que viene siendo un ejemplo.

De entre sus palabras hay que destacar que el Estu ya NO va a fichar más, a menos que por la lesión de Clark se le busque un sustituto. De ahí se deduce que el primer equipo contará con 10 fichas, más dos canteranos que ayudarán en lo que puedan: Fran Guerra y Edgar Vicedo. A Jaime se le cuenta como base, y con Edu, Lucas y Driesen hay dudas. Menos con el belga, que está más fuera que dentro, que con los otros dos, a quien no se sabe si cederles o quedarse con ellos. Desde luego, si Lucas no se queda, habrá que fichar, por lo que probablemente se quede. 


Y gran parte de las esperanzas estudiantiles este año van a pasar por el brasileño, sin querer meter presión al chaval. Con un juego interior formado por un ala-pivot como Clark, un 4-5 como Germán y un pivot puro como Barnes, o Lucas se pone las pilas y hace la temporada de su vida, o el Estu está cojo. Pero no cojo de muletas, cojo de silla de ruedas.

Ojeda se justifica alegando que no hay dinero, lo cual es una realidad innegable. Y con esta situación el Estu ha intentado hacer el mejor equipo posible. Los tres fichajes ilusionan, pero la cantera falla. Desde luego, si hay un club en España que deba dar oportunidades a sus chavales es el Estu, pero no termino de tener claro si este Estu tiene una cantera de la valía suficiente como para competir en ACB. Y mucho menos, con tan solo 10 fichas.

En una liga larga como la española, el cansancio va a pasar mucha factura. Jayson se va a jugar más de 25 minutos de media; entre Kuric, English y Tariq se van a jugar 35; más o menos los que se repartirán Clark (cuando se recupere), Germán y Barnes en la pintura. Con este panorama, Jaime contará con unos 15 minutos, Edu con no más de 5 y Lucas debe dar más de 10. Desde luego, la cosa no es para tirar cohetes. 

Aún así, el optimismo impera en el Magariños. A todos los integrantes del cuerpo técnico a los que hemos preguntado, incluido el coach Vidorreta,  afirman que la confianza y el buen rollo están presentes en este comienzo de temporada. Sin duda, Barnes es uno de los que mejor la exteriorizan.


Esperemos que el Estu sea consciente de hasta dónde puede llegar, de cuáles son sus límites y de cómo manejar las crisis, que seguro llegarán. Aún así, al menos no parece que haya ningún Antonio que se vaya a entrometer por el camino. El trabajo, con lo que hay, está bien hecho Sr. Ojeda. Solo queda esperar y animar. El jueves, primer test ante el Fuenla a puerta cerrada.

Once ideal de la 1ª fase de la Eurocopa

Portero: Joe Hart (Inglaterra). El meta inglés ha encajado tres goles en tres partidos disputados, siendo el cuarto portero menos goleado de la Eurocopa. Pero no es Hart el mejor de esta primera fase por el número de goles encajados, sino por las paradas que ha realizado a lo largo de toda la primera fase. En los tres partidos que ha disputado su selección el meta ha estado excepcional salvando goles cantados en momentos importantes, como la mano que le saca a Konoplyanka en el último partido frente a Ucrania. Además, tras muchos intentos frustrados, la selección inglesa ya ha encontrado un portero de garantías.
Suplente: Iker Casillas (España). El madrileño ha sido el portero menos goleado de esta primera fase y por eso merece estar como suplente de lujo en este once ideal. Además, su mano a Rakitic en la tercera jornada fue clave para el pase de España a cuartos de final. 

Lateral Derecho: Joao Pereira (Portugal). El flamante fichaje del Valencia ha hecho una primera fase excepcional, siendo pieza clave para la clasificación de Portugal en el grupo de la muerte. Su asistencia a Cristiano frente a Holanda y sus marcajes a Sneijder, Eriksen y Podolski han sido de lo mejor de esta primera fase. Además, sus subidas han sido una constante, creando peligro continuo a la zaga rival. Un fichaje brillante que se va para Valencia.
Suplente: Debuchy (Francia). El lateral derecho de la selección francesa ha ayudado mucho a su selección, sobre todo con sus subidas por la banda más débil de Francia, la derecha que ocupa Menez. Posiblemente su peor partido fue frente a Suecia, coincidiendo con el de su selección. Sin embargo, Francia ha encontrado un lateral de garantías, cosa que no hacía desde la aparición de Sagnol.

Central: Hummels (Alemania). El central del Borussia Dortmund destaca por su salida de balón y su contundencia al cruce. Siempre ayudando a sus compañeros con continuas coberturas y eligiendo el mejor camino a la hora de sacar el balón, Hummels se ha erigido como el líder de la defensa alemana y como uno de los mejores centrales de Europa. Sin duda, su temporada está siendo magnífico y no pasará mucho tiempo antes de que un gran club europea se haga con sus servicios. Contundencia alemana con el toque exquisito del Borussia.
Suplente: De Rossi (Italia). Prandelli le colocó en esta posición en los dos primeros partidos de esta fase y el de la Roma se salió. Líder de la defensa, contundente y poco expeditivo. El sistema de tres centrales le viene de perlas y si no, siempre puede actuar como mediocentro. Un todoterreno que se deja la vida defendiendo. 

Central: Kjaer (Dinamarca). El danés es para mi el jugador revelación de esta Eurocopa. Solvente, siempre bien posicionado y contundente al cruce, es uno de los pilares de la selección danesa. Su buen hacer ha ayudado a que Dinamarca diera la sorpresa en el grupo de la muerte, a un paso de dejar fuera a dos favoritas al título. Líder total de la defensa, pocos han podido superarle en el uno contra uno. Un seguro  dispuesto a sacrificarse por su equipo en cualquier momento.
Suplente: Pepe (Portugal). El central del Madrid es un seguro en la zaga. Sereno, quizás sea uno de los tres mejores centrales del mundo. Marcó el primer gol frente a Dinamarca e inició la contra del segundo gol frente a Holanda. Clave en la clasificación de Portugal.

Lateral izquierdo: Jordi Alba (España). El español ha hecho una primera fase impecable. Bien es cierto que sus rivales en esa banda izquierda no han sido los más fuertes del torneo, sin embargo se ha mostrado siempre solvente y sin dudas, en su primera aparición en un gran torneo. Además, ha subido su banda siempre que se le ha exigido desoxigenando el juego español y ayudando a Iniesta en la elaboración del juego por esa banda. Pretendido por el Barça, Alba cotiza al alza en esta Eurocopa.
Suplente: Lahm (Alemania). Sobresaliente primera fase del posiblemente mejor lateral del mundo. Acostumbrado a jugar en la banda derecha, Low tiene que recurrir a él para cubrir la izquierda, y el del Bayern cumple con creces. Un seguro en defensa y un apoyo clave en ataque para la selección alemana.


Mediocentro: Karagounis (Grecia). Es el alma de su selección, el capitán y el referente de todos sus compañeros. Líder absoluto, su fútbol no es el más brillante del continente, pero posiblemente sea el jugador que más corazón ha puesto en este campeonato. Ha logrado con su gol que, contra pronóstico, su equipo se meta en cuartos dejando a la favorita Rusia por el camino. Además, su trabajo de contención es clave para su equipo. Karagounis es el alma de un país al que solo le queda el fútbol.
Suplente: Miguel Veloso (Portugal). Es el sostén de su equipo, el chico para todo de Paulo Bento. Ocupa espacios, recupera balones, ayuda en defensa e inicia todas las jugadas de su equipo. Le ha costado llegar a la élite del fútbol mundial, pero aquí está y acabará en un grande.

Mediocentro: Schweinsteiger (Alemania). Temporadón de "Schweini" en el Bayern que quiere culminar con el máximo trofeo continental. Es un todocampista que ocupa espacios, recupera balones y asiste a sus compañeros, como hizo frente a Holanda con dos asistencias de gol claves para la clasificación de su equipo. Incombustible, aparece por todos lados y su llegada al área rival puede ser mortal para el rival. Poco creativo, se asemeja a ese futbolista alemán completo que no hace nada mal. Imprescindible en los esquemas de Low.
Suplente: Zimling (Dinamarca). La pareja que ha formado junto a Kvist ha sido fundamental para el buen hacer de su selección, pero él es el verdadero jefe tanto en la contención como en la creación del juego danés. Líder del centro del campo, ha sido una de las gratas sorpresas de esta primera fase. Juega en el Brujas, pero seguro que más de uno ya esta tramando su fichaje. Desde luego, su potencial así lo merece.

Extremo Izquierdo: Pilar (República Checa). Otra de las sorpresas de la primera fase gracias al desparpajo de este chico de tan solo 23 años. Con un gran parecido físico a Arshavin, también recuerda al astro ruso en su juego. Vertical, escurridizo y con un buen uno para uno, Pilar ha conseguido que su selección se meta primera de grupo y cuidado a ver si no la va a seguir liando. Con un delantero centro rematador, Pilar se puede hinchar a asistirle. Otro gran descubrimiento de esta Euro. Además, juega en el Plzen checo, que se debe estar frotando las manos con el torneo que está haciendo el extremo zurdo.
Suplente: Modric (Croacia). Por fin hemos visto el mejor nivel de Luka Modric. El centrocampista del Tottenham ha hecho una gran primera fase, controlando el ritmo de partido frente a Irlanda e Italia y llevando mucho peligro frente a España. Su asistencia a Rakitic con el exterior frente a España es la definición perfecta de este crack menudo que recuerda mucho a Cruyff. Si le juegas al pie Modric devuelve asistencias de gol. 

Mediapunta: Joao Moutinho (Portugal). Canalizador del juego luso, se ha salido en esta primera fase. Sus combinaciones con Cristiano son letales, y además puede desplegar su juego gracias a la pareja que forman por detrás suyo Meireles y Veloso. Moutinho juega como quiere y donde quiere en esta Portugal diseñada para que él la guíe. Tiene nivel suficiente para jugar en un equipo mejor que el Oporto. De hecho, es el típico jugador que le hace falta al Atleti, y más con la baja de Diego. Moutinho es un crack con una clase descomunal que puede explotar en cualquier momento y hacerte ganar un partido con tan solo una acción individual suya. 
Suplente: Pirlo (Italia). Pese a su edad, sigue siendo el líder de la azzurra. Por el pasan todos los balones y, aunque juega andando, su clase es infinita. Imparable en el uno para uno, no se cansa de dar asistencias, como la que le dio a Di Natale frente a España. Al ritmo al que juega, podría disputar cuatro partidos seguidos. Aún así, su ritmo no es un impedimento para desplegar su magia. Pirlo es la inteligencia y la clase hecha futbolista.

Extrema Derecha: Iniesta (España). En la selección juega en la izquierda, pero a Iniesta le da igual. Es el futbolista más en forma de la Roja y, posiblemente, de todo el campeonato. A pesar de la espesura de su equipo, él ha sido de los pocos que ha creado peligro con su uno para uno y sus combinaciones con Silva. Iniesta no se cansa de ganar, siempre con humildad, y eso le hace uno de los mejores futbolistas del planeta. Si sigue a este nivel, España seguirá siendo favorita. Su clase no tiene límites. 
Suplente: Dzagoev (Rusia). A pesar de la catastrófica eliminación de su selección, este joven de 22 años recién cumplidos merece un reconocimiento. Ha marcado tres goles y su desparpajo y uno para uno recuerdan a su líder Arshavin. Tiene gol y sus diagonales siempre llevan peligro. Dzagoev es uno de esos jóvenes que van a deslumbrar en el futuro por todo el continente.

Delantero: Mandzukic (Croacia). Ni Balotelli, ni Torres, ni Benzemá, ni Ibrahimovic, ni Rooney ni Van Persie. El delantero de moda en esta primera fase ha sido el polémico Mandzukic. Trabajador, siempre ayudando en la salida de balón, el croata destaca por su remate a puerta. Con tres goles a sus espaldas se va de la Eurocopa con el cartel de estrella colgado del cuello. A pesar de su carácter, un tanto conflictivo, el del Wolfsburgo, donde no le quieren, se ha salido en esta Euro. Bien por alto y nada torpe con los pies, Mandzukic es el delantero top de esta primera fase.
Suplente: Mario Gómez (Alemania). El del Bayern lo remata todo. Su descomunal poderío físico y su buen juego de pies le hacen un delantero total. Tirando siempre desmarques a la espalda de la defensa, Mario Gómez está permanentemente alerta por si un balón le llega a su posicion. Si así es, este probablemente acabe dentro de la portería. Lleva ya tres goles y es el favorito para acabar como máximo goleador de esta Eurocopa. 

Análisis táctico del Portugal-Holanda

Análisis táctico del Holanda - Alemania de la jornada 3 del Grupo B de la Eurocopa 2012.



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