Paracetagol te cuenta lo que no viste del Mutua Madrid Open


Paracetagol pudo presenciar en directo en la Caja Mágica los cuartos de final disputados entre Rafael Nadal y el francés Michaël Llodra y la final de ayer entre el manacorí y el serbio Novak Djokovic.
El viernes Nadal ganó fácil ante un jugador que realizaba un tenis antiguo, con saque y subida a la red continuamente. Gracias a esto el partido fue bonito, pero no dio para mucho. Ese mismo día Paracetagol presenció un entrenamiento del posterior campeón del Master 1000 de Madrid.

Nole, junto a su equipo, su padre y su hermano, jugó durante 15 minutos un futvolley de tres contra tres con el pie. Posteriormente realizó un suave peloteo para dos horas después y ya en la pista central, arrollar a David Ferrer.

Ese mismo día Paracetagol vio a Verdasco llegar a la Caja Mágica. El madrileño, eliminado en primera ronada, fue vacilado por unos jóvenes que le pedían entradas para su partido y que le preguntaban a qué hora jugaba. Estos mismos chavales le preguntaban qué tenía en la cabeza, haciendo reír a todos los presentes. A Verdasco no le debió sentar muy bien ya que no se paró a firmar autógrafos ni a saludar.

Pero Paracetagol lo que más vio fue tenis. Sobretodo ayer. En la final, los dos mejores jugadores del momento se enfrentaban en un partido igualadísimo. Cada punto fue peleado hasta la extenuación, lo cual se veía reflejado en los chillidos de ambos tenistas, en los que parecía que se les iba a salir el alma. El partido fue de alta tensión y no sé si habría podido aguantar un tercer set. Aún así, disfruté como un enano con golpes como el de Rafa por debajo de las piernas con la posterior locura de la Caja Mágica o con los peloteos interminables que por lo general se llevó el serbio. Y ahí estuvo la clave del partido. Nole ya no tira pelotas fuera como antes, todo va dentro, y los peloteos, por largos que sean, los ganaba el siempre. Si a esto le sumamos que su saque es bastante mejor que el de Rafa, y que anímicamente está por encima de las nubes, el serbio se convierte en un jugador imparable. 32 partidos seguidos sin perder y camino del número 1.
Sin embargo, Paracetagol vio mucho más a parte de tenis. Por ejemplo, vio a Ronaldo y a Casillas con sus respectivas novias sentados todos en primera fila y haciéndose carantoñas durante todo el partido. Destacar el manoseo de Sara Carbonero, quien no dejó de sobar a Iker en todo el partido. Pero vio también a un Granero que junto a su novia estaba en la parte más alta del estadio sentado junto a la plebe, justo encima de sus compañeros de equipo, que presenciaban el partido en los palcos Vip. Tmbién vio a Kaká, Carvalho y Miguel Torres llegar tarde y sentarse junto a Casillas y Cristiano.

Paracetagol también vio cómo a Carmen Machi no le interesaba demasiado el tenis. La actriz conocida en todo el país por su papel de Aída no paraba de hablar con su acompañante. Y cuando este no le hacía caso, Machi charlaba con Almódovar.

Pero Paracetagol estaba exhausto de tanta intensidad tenística y necesitaba un descanso. Decidió irse al baño y allí, sin más dilación, hizo sus necesidades codo con codo con el mismísimo Fernando Hiero, tipo elegante allá donde vaya.

En la entrega de trofeos, Paracetagol escuchó un “Gallardón faraón, sube los parquímetros” cuando el alcalde de Madrid le entregó el trofeo a Novak y vio a Rajoy esconderse en su asiento.

Con el partido acabado, Paracetagol se cruzó tras con Radomir Antic y le dijo la famosa frase de Carrusel Deportivo de:”Rado un bratzo”. El serbio contestó con una amigable sonrisa, pero no se paró a charlar. Quien sí lo hizo, minutos después, fue Sergio Canales. El joven madridista tampoco estaba en el palco de honor, y como personaje público, pero persona corriente, se paró a echarse unas fotos y a comentar su situación en el Madrid. El chico no estaba contento, pero aún así se portó fenomenal. Otro "bratzo" grande para el crack cántabro.

Paracetagol vió al final del partido a Cristiano Ronaldo junto a su novia, la modelo rusa Irina Shayk, salir disparado del recinto de la Caja Mágica, sin atender a los fans que por allí le esperaban.

Paracetagol vio también a Djokovic y a su equipo tirarse al lago de la Caja Mágica para celebrar el título conseguido, ante la mirada incrédula de cientos de curiosos que pasábamos por allí. Y también vio cómo lo celebraba antes de entrar al coche que le llevaría al hotel junto a su entrenador, quien loco de felicidad, se quitó la camiseta y bailoteó encima del coche.

Y Paracetagol se marchó a casa lleno de tenis y famoseo, no sin antes cruzarse con Arantxa de Benito, ex de Guti, y decir adiós a una Caja Mágica que hizo, durante diez días, las delicias de los aficionados al tenis.

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